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En el día del Padre (Super Papá)

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Súper Papá

Recuerdo que de niño me gustaba hacer dibujos, no profesionales, ni siquiera estéticos, quizá con cierta simetría, pero para nada perfectos. Entre todos ellos hice uno para mi padre, lo dibujé como superhéroe, quizá sin los superpoderes que supuestamente tienen los superhéroes. Con el tiempo yo olvidé este dibujo, pero mi padre lo guardó, hasta el día de hoy todavía lo tiene. Me sorprendió como él había atesorado ese pedazo de papel periódico de un sencillo bloc, con los garabatos de un niño. Para él en su momento tuvo un significado muy especial, igual que para mí, yo siempre vi a mi padre como un superhéroe. No porque tuviese grandes músculos, o porque tuviera grandes superpoderes, ni siquiera por un auto de lujo o que tuviese mucho dinero, tampoco porque apantallara a la gente con su poder o su fama. Lo veía como un superhéroe porque él todas las mañanas se levantaba temprano, se preparaba e iba a la calle a buscar el trabajo que lo ayudó a levantar la casa donde vivimos por mucho tiempo, por procurarnos una vida digna a nosotros su familia, por enseñarme lo importante de los valores, de no ser corrupto, de ser honesto.  Por enseñarme el valor del trabajo bien hecho, de jamás rendirme y seguir adelante a pesar de las circunstancias. Que una persona no está condicionada por las circunstancias o condiciones donde ha nacido, pero si por la voluntad que tiene para cambiarlas. Que hace más el que quiere que el que puede. Recuerdo que en su viejo pickup llevaba y traía materiales para la carpintería y repartía los muebles que diseñaba y fabricaban sus colaboradores. Quizá yo era muy niño para darme cuenta de todo esto, de ver los esfuerzos de mi padre, pero no para saber que lo hacía porque nos tenía un amor más grande que cualquier cosa. Con el tiempo yo aprendí el valor de muchas de las cosas que mi padre me enseñó. Así como el riesgo que el tomó al casarse tan joven, cuando yo venía en camino, y que tomó la responsabilidad de mi vida, la de mi madre, la de mis hermanas, en sus manos, y quizá con más miedo que otra cosa, tuvo la determinación de convertirse en papá y de sin importar que nadie nunca le había enseñado a serlo, lo hizo de la mejor manera posible. Hoy veo como ese dibujo de Súper Papá tiene un significado mayor. Ahora que veo a mi padre caminar lentamente, de hablar pausadamente, hoy que mi padre se encuentra luchando contra una enfermedad que lo aqueja. Y que sin rendirse el sigue adelante, como muchas veces me lo ha dicho, no me voy a rendir. Realmente se me eriza la piel, al verlo caminar delante de mí, muchas veces, ahora que compartimos más tiempo de calidad y estamos más cercanos, cuando caminamos por la montaña y el apoyado en su bastón sigue guiando mis pasos. Hoy día, que mi padre, con sus acciones me demuestra que lo que vale en la vida es la actitud, es el corazón que se tiene y la manera como se enfrenta la vida. Quizá una lección más que estoy recibiendo de mi padre, porque al final el es mi padre y es mi guía. De ver y saber que nunca se va rendir, que siempre va seguir adelante, de que nunca hay que rendirse en la vida. Que la vida es de quien está dispuesto a correr el riesgo. Que nadie puede decirme que es lo que soy capaz de hacer, que nadie me puede limitar en mis sueños. Que a pesar de los problemas la vida sigue y hay que vivirla hasta que se acabe. Sé que realmente tengo un Súper Papá.